

Desde 1939 y hasta 1992 los Mayo, exiliados de la Guerra Civil española, se dieron a la tarea de retratar las transformaciones de la vida cotidiana de México. Las imágenes captadas en ese lapso integran hoy un vasto acervo de negativos, pero todavía no se ha realizado exhibición alguna para dar testimonio de la dimensión de ese registro gráfico.
Con su cámara lograron captar la detención del asesino de León Trotski, luego del atentado ocurrido en su casa de Coyoacán; además de su muerte y entierro, y el aspecto del homicida 20 años después en la penitenciaria de Lecumberri.
La Agencia Gráfica Foto Hermanos Mayo fue fundada por Francisco Souza Fernández (1911-1949), Cándido Souza Fernández (1922-1985) y Julio Souza Fernández (1917), Faustino del Castillo Cubillo (1913-1996) y Pablo del Castillo Cubillo (1922) revolucionarios y dignificadores del fotoperiodismo en México.
Los Mayo fotografiaron manifestaciones, huelgas, represiones, logros tecnológicos y movimientos sociales; además, contribuyeron a instituir la Asociación Mexicana de Fotógrafos de Prensa, AC, en 1946, que pugnaba por dignificar el periodismo gráfico. Aportaron, también, las bases de lo que debería ser la defensa de los derechos de autor de los reporteros gráficos.
Los hermanos Mayo fueron pilares en la dignificación de los fotoperiodistas mexicanos a partir de los años cuarenta.
Los hermanos Mayo "corrían de los toros al béisbol; de las manifestaciones obreras a las huelgas; de los movimientos sociales a las giras de los políticos; del arribismo y la opulencia a las plazas públicas; de los tarahumaras, los chamulas, los voladores de Papantla a la construcción de la Torre Latinoamericana; del Tívoli y del Blanquita a la Catedral; de la tragedia a la vida cotidiana, al jolgorio", apunta Elena Poniatowska en la presentación de este libro dedicado a dos de los cinco hermanos Mayo: Paco y Faustino, fotógrafos españoles nacionalizados mexicanos que llegaron a nuestro país a bordo del Sinaia, después de la Guerra Civil Española.
Armada cual rompecabezas mediante entrevistas, cartas, documentos y, por supuesto, fotografías, la presente obra registra la vida y obra de dos reporteros que transformaron la gráfica periodística nacional de los últimos 50 años.
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